Por Rafael Peralta Romero.
SANTO
DOMINGO, República Dominicana.- La inmensa multitud desprendida del PRD, otrora
Partido Revolucionario Dominicano devenido en Partido Revolucionario
Disminuido, ha encontrado asiento en el PRM, Partido Revolucionario
Mayoritario, construido sobre el cimiento legal de la Alianza Social Dominicana
y poblado por un efusivo flujo de ex perredeístas.
En ese conjunto de egresados del
PRD concurren tres subconjuntos: los excluidos del padrón de militantes (poco
más de un millón), los renunciantes a propósito de la marranada del 20 de julio
último (cientos de miles) y los expulsados (los altos dirigentes) entre ellos
Hipólito Mejía, ex presidente de la República.
El PRM nace grande, a juzgar por
la numerosa militancia. A diferencia de otros que –como dijo el poeta- “son
precisamente pobres de población”, pero cuentan con locales ostentosos, éste
carece de infraestructura. Pero más requerida que esta última ha de ser la
estructura política: darle forma a los organismos en cada punto del territorio.
Lo primordial para el PRM, en este
momento, debe ser fortalecer su estructura política y acentuar su línea
doctrinal. No puede aparecer simplemente como una masa desprendida de un
partido que fue grande y su “dueño” lo quiso disminuido, para mayor
rentabilidad. Tampoco limitará el PRM su visión a las elecciones generales de
2016.
Los perremeístas son gente
acostumbrada al liderazgo múltiple. En el PRM se cumple esa condición, con la
particularidad de que en la presente coyuntura dos figuras asumen el rol
preponderante. Me refiero al veterano Mejía, ex jefe de Estado, y al joven Luis
Abinader, economista y empresario, ex candidato a la vicepresidencia.
Estos dos líderes representan la
experiencia de la madurez y el vigor de la juventud. Nada mejor que la fusión
de ambos elementos para hacer del PRM la organización densa y ágil que demandan
las circunstancias. El PRM tiene que ser el partido grande y sólido que hará
oposición firme y crítica a lo que resta al gobierno de Danilo Medina.
Los malpechosos apuestan ahora al
surgimiento de conflictos entre Mejía y Abinader por la candidatura
presidencial. Lo que debe ocurrir es que ambos líderes incorporen gente al PRM,
no sólo los excluidos y renunciantes del PRD, sino también aquellos ciudadanos
que quieren activar políticamente y no tienen partido.
Urge fortalecer esa fuerza política, darle
consistencia y hacer que la gente cambie en su mente y su conciencia la imagen
del PRD por la del PRM. Hay que superar
la situación de los militantes que andan como el hombre que está enamorado de
dos mujeres a la vez. El otro partido quedó atrás, es preciso avanzar con el PRM. Hay que apurar.
El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.
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