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MONTECRISTI

Montecristi es una de las 32 provincias de la República Dominicana, ubicada en la región Noroeste del país. Montecristi fue fundada por Juan de Bolaños y 60 familias de las Islas Canarias el 30 de mayo de 1533, fue despoblado durante las devastaciones de Osorio en 1606, con cuya población y la de Puerto Plata se funda Monte Plata. Luego fue repoblado el 25 de abril de 1879, como Distrito Marino, y luego, en noviembre de 1907 como Provincia. Lleva el nombre de la capital provincial.
Aunque parezca extraño, por su escasa actividad económica actual, Montecristi tuvo una época de auge en el último cuarto del siglo XIX.
"La ciudad estuvo a la vanguardia en muchos de los adelantos que facilitan la vida: el primer acueducto, primer ferrocarril y teléfono. Se emprendió la gran tarea de desviar el cauce del río Yaque del Norte, que había perdido su curso inicial cuando el cataclismo de 1802", explica la profesora Mariana Aguilera en su obra Apuntes para una Historia de Montecristi.
Montecristi fue una ciudad próspera, que atraía gente no sólo de Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata y otras comunidades, sino también a extranjeros (ingleses, franceses, españoles, chinos, estadounidenses, sudamericanos e isleños de las otras antillas), por lo cual "funcionaban consulados de los países más importantes".
"El progreso de Montecristi se debió –apunta la profesora Aguilera- entre otros factores a la existencia de la Casa Jiménez, cuyos propietarios estaban ligados a negocios establecidos en Europa…"
"Especialmente Alemania experimentó un auge en su desarrollo técnico e industrial. La industria textil y otras necesitaban las materias primas que existen en forma silvestre en la República Dominicana (campeche, guatapanal, aroma, etc.) y otras como miel, pieles, cera, etc. abrieron un mercado de exportación muy activo, que se completaba con el mercado de importación, constituido por productos manufacturados (telas, máquinas, lozas, zinc, zapatos, etc.)".
La Casa Jiménez era propiedad, principalmente, de Juan Isidro Jiménez, quien luego llegaría a la presidencia de la República (1899 y en 1911); su hermana doña Emilia Jiménez y el esposo de ésta, Rafael Rodríguez Camargo. Esos dos hermanos eran hijos de Manuel Jiménez, quien fuera el segundo mandatario de la nación, en 1849.
Rodríguez Camargo era hijo de Ramón Rodríguez (El Gallego) y María Rosa Camargo. Su familia era "una de las más ricas no sólo de Montecristi, sino del país".
Otro empresario importante en Montecristi fue el español Antonio Espín, quien consiguió la concesión para traer la primera locomotora al país y usarla en el transporte de troncos (traviesas) de campeche hacia el puerto.
Otras familias tenían negocios bien establecidos, entre ellas la Rivas. Y a casa de uno de sus integrantes, Román, "según versiones, llegaban todos los días sacos llenos de dinero (onzas de oro, etc.)".
"El puerto tenía tanta actividad –se agrega en Apuntes para una Historia de Montecristi- que se consideraba entre los tres primeros del país. Para aminorar las distancias muchos moradores vivían junto al mar, en la hoy playa Juan de Bolaños, donde existía un pueblo con sus calles, tiendas, billares, etc.".
La declinación económica de Montecristi comenzó con la disminución de la demanda de esas materias primas en Europa, dificultades de la Casa Jiménez, que el dictador Lilís obligó a que se escapara de las manos de su rival político, Juan Isidro Jiménez, y luego los problemas derivados de la I Guerra Mundial.
La profesora Aguilera considera importante rememorar estos acontecimientos, no para que los montecristeños "descansen en el progreso del pasado, sino para que consideren que lo que fue ayer puede repetirse, de manera que a más de 100 años pueda volverse a experimentar una transformación positiva".
La profesora Mariana Aguilera, mejor conocida por los montecristeños (as) como señorita Minona, fue profesora y directora por muchos años del liceo José Martí. También dirigió las extensiones de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y de la Universidad Central del Este (UCE).
Recientemente cumplió 80 años, más de 50 de ellos dedicados a la enseñanza, que continúa de hecho en cada charla que sostiene en su casa con antiguos alumnos y compueblanos.
Por su extraordinaria labor magisterial, fue condecorada con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella. Sus antiguos colegas, alumnos y la población en general le reconocen como la más alta autoridad intelectual y moral de Montecristi.
El clima de la provincia es semiárido con una temperatura promedio de 26.5 °C y un promedio de precipitación anual de 700 mm. La evaporación media es 1800 mm. Eso determina el gran déficit hídrico en la zona. Influyen principalmente los vientos alisios que soplan desde el noreste. La precipitación es más alta en la parte oriental del parque donde los vientos chocan con la Cordillera Septentrional y descargan sus aguas. Lo mismo aplica a la zona de Manzanillo. Los mismos vientos chocan con la Cordillera Central y su prolongación Massif du Nord en Haití. El efecto se siente sobre todo en el pie de monte cerca de Loma de Cabrera y Dajabón, pero también, a menor grado, en Manzanillo.
Los huracanes y tormentas tropicales inciden poco en el área de Montecristi, sin embargo, sus lluvias pueden causar crecientes y desbordamientos en el Río Yaque del Norte afectando también su desembocadura. Los sedimentos que trae el río afectan además los arrecifes de la zona. Durante el invierno en algunos años vienen frentes fríos desde Norteamérica, con temperaturas bajas y vientos fuertes. Además es común el fenómeno del mar de fondo: corrientes frías que vienen bajando desde el Ártico por el fondo marino y emergen cuando chocan con la plataforma insular.
Montecristi tiene una hermosa tradición de carnaval popular, muy singular y extraordinariamente simbólico, expresado privilegiadamente en Los Toros como personaje central, que se dramatiza con sus enfrentamientos con Los Civiles. Estos consisten en un verdadero duelo con foetes (látigos de cabuya con su rabiza entretejida), con los que se procura azotar o golpear al oponente, atemorizarlo y en última instancia, romperle la careta al toro o derribarlo. Como "los civiles" tienen sus rostros desprotegidos, entre ambos bandos establecieron una regla que prohíbe a los toros lanzar foetazos a las caras de los civiles, o sea por encima de los hombros; en caso de violación, el toro que lo haga recibe la rechifla del público y se le llama la atención para que pida disculpas a su oponente y a comprometerse a no repetir esa mala acción.
Los Toros tienen el rostro cubierto con una máscara de lechón (cerdo), llamada careta (moldeada con varias capas de papel encolado) y usan vistosos trajes de colores, revestidos en su interior con material para protegerlos de los azotes de sus contrarios. Los Civiles en cambio, deben usar pantalones cortos y ropa normal. El civil que desafía a un toro, en un duelo individual y despojado de su camisa o camiseta, demuestra gran valentía y es aclamado por los entusiastas espectadores, quienes entre gritos lo levantan en hombros, escogiéndolo como el líder de los civiles por su coraje. Generalmente los brazos y espaldas de los civiles se llenan de ramalazos y cicatrices, que curan en unas cuantas semanas.
El ganador del encuentro es quien soporta con mayor éxito los embates del contrario o quien consigue derribar a su oponente.
Muchas otras tradiciones pintorescas pueden observarse en la celebración del carnaval en Montecristi, como la divertida Roba la Gallina, popular entre grandes y chicos.
Este personaje usando pantalones cortos, piernas pintadas de blanco, cara cubierta de vistosos colores, sombrero muy adornado, con su inseparable sombrilla medio destartalada, camina de un lado a otro voceando: "Roba la Gallina" y un numeroso séquito de niños responde "Palos con ella", repitiendo ininterrumpidamente; siguiendo con la expresión: "Cundi macundi" y los niños responden "Cundillé". 
Recorren las principales calles del pueblo, se detienen frente a algún personaje importante en los negocios o de la política, e improvisan algún verso agradable para recibir la recompensa (monedas o golosinas) que será lanzada al aire y así los niños ven compensado su coro.
Símbolos mágicos-religiosos de purificaciones, de valor, de machismo, de relaciones, le dan identidad al carnaval de Montecristi.
Dentro de las tradiciones de la provincia, se destacan las fiestas patronales de San Fernando, que se celebran cada 30 de mayo con actos religiosos, así como con encuentros deportivos, bailes, corridas en sacos, torneo de pesca, etc.
También la celebración del día de San Juan Bautista, los días 24 de junio y el Carnaval de los Toros, eventos que son muy concurridos.
Cabe destacar que uno de sus principales patrimonios culturales es la primera pirámide de división territorial entre República Dominicana y Haití.
Una gran variedad de comidas se encuentran en Montecristi, por la influencia de inmigrantes que se han radicado en el pueblo, desde hace más de 125 años, le dan una diversidad a la oferta local, nacional y extranjera en los restaurantes; estas comidas son tales como: La bandera (arroz, habichuela y carne), sancocho, asopado de mariscos, y muchos otros productos del mar y de agua dulce: Camarones, langostas, lambí, centollas, pulpos, meros, chillo, lisas, tilapias, cangrejo y otros. Pero no sólo tenemos exquisitas comidas, también están nuestras bebidas tales como: batida de lechosa, jugo de avena con limón, ponche, te de jengibre, "mabí de las inglesitas", entre otras.
 Los Municipios de la provincia son Castañuelas , Guayubín , Las Matas de Santa Cruz, Pepillo Salcedo, San Fernando de Montecristi y Villa Vásquez.
 Los Distritos municipales son Villa Elisa,  Hatillo Palma,  Cana Chapetón y Palo Verde.

 http://es.wikipedia.org/wiki/Montecristi