Por Rigoberto Bello.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En momentos en que el gobierno del presidente Danilo Medina
luce acorralado y sin salida ante una gran envestida por parte de los grupos
populares y la oposición política, reclamando el cese de la impunidad y la
corrupción, dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se está
incubando un enfrentamiento de alto calibre, que si no se actúa con mesura
podría volver añicos la unidad de la organización política, y traer consigo el
germen de la división.
Aunque muchos entendidos en materia política establecen que
los partidos en el gobierno no se dividen, esta sería una regla que podría
quebrarse, ante los niveles que han alcanzado las confrontaciones internas
entre los seguidores del expresidente Leonel Fernández y los simpatizantes del
Primer Mandatario.
Las recientes declaraciones del miembro del Comité Político
peledeísta, Franklin Almeyda Rancier, al establecer el aforismo “o jugamos
todos o se rompe la baraja” es una radiografía de que en el partido de Juan
Bosch las cosas no andan bien, y en cualquier momento se podría romper la tasa,
si los dirigentes cercanos al Mandatario continúan pronunciándose de manera
abierta en favor de una reelección, a destiempo cuando todavía el segundo
cuatrienio de presidente Medina, no ha cumplido ni siquiera un año.
Lo que más inquieta dentro algunos círculos del PLD, es que
poco a poco los seguidores cercanos al expresidente de la República y
presidente del PLD, Leonel Fernández, han sido sacados del gobierno de muy mala
manera, como es el más reciente caso del ingeniero Diandino Peña, ex-director
de la OPRET.
Otro caso que llama poderosamente la atención son las
pretensiones de que la presidenta de la Cámara de Diputados, Lucía Medina,
hermana del presidente de la República, de acuerdo a algunos de sus
seguidores pretende repetir un año más
en la posición, violentando los acuerdos arribados entre las altas instancias
partidarias.
Son muchos los escándalos de corrupción y de mal manejo de la
cosa pública que se han observado en los últimos meses, dando la sensación que
el gobierno no sale de una para meterse en otra, donde los propios peledeístas
han llegado a acusarse de indelicadezas, olvidando que pertenecen a una misma
sombrilla política, aunque algunos pertenezcan a las tendencias de Fernández o
Medina.
Los escándalos de soborno de la empresa Odebrecht en el país,
ha mellado la imagen de hombre serio que revelaban los estudios de opinión
pública cuando medían la figura del presidente Danilo Medina. Esto ha ido tan
lejos que algunos dirigentes de la oposición han pedido la renuncia del Primer
Mandatario.
En algo están de acuerdo los peledeístas, y es que se debe
relanzar la relación partido-gobierno-sociedad, al tiempo de respetar los
acuerdos entre las partes a lo interno del PLD, donde al parecer el grupo gobernante
no da tregua a los demás miembros de la organización política que lo adversan,
en su afán de negarle los espacio dentro del gobierno.
Sin un partido unido y fuerte, que no le quepa la menor duda
a nadie, no puede haber gobierno fuerte, y eso es precisamente lo que está
ocurriendo entre algunos funcionario, que por el hecho de estar encumbrados en
importantes cargos del gobierno, creen que no necesitan de la unidad
partidaria.
Como diría popularmente el pueblo llano, al gobierno le han
caído los palitos encima, en un momento crucial en que el panorama político se
ve muy enrarecido, y cuando más necesita que los peledeístas salgan a defender
su obra, estos ni siquiera se dan por enterados, al parecer esperando que los otros que están en funciones
públicas, entre ellos muchos miembros de la Sociedad Civil, con influyentes
puestos en el palacio presidencial saquen la cara por un gobierno que luce solo
y perdido en un desierto de confusiones.
Para colmo de males, muchos comunicadores miembros del PLD
han preferido denunciar en sus respectivos espacios los altos niveles de
impunidad y corrupción que se registran en el país, en un claro desafío a la
línea trazada por las altas instancias, de que impondría sanciones a quienes no
acaten la línea partidaria de defensa al gobierno.
Estas amenazas evidencian que en vez de acallar algunas
voces, se debe buscar una salida armoniosa a la crisis, para de esa manera
calmar los inquietantes tambores de guerra que retumban en el PLD.
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