Cuando era niña escuchaba
decir que todo tenía su tiempo, como si fuere un indicador que
involucraba las etapas de la vida. Para entonces mi mayor anhelo era la llegada
del “Día Reyes”, pero nunca vi llegar a Melchor, Gaspar o Baltazar y mucho menos que estos fulanos “dejaban” al
lado de mi cama una muñeca obviando siempre mi pedido que iba mucho más allá de
este juguete.
Era una manganzona y
aún seguía creyendo el mismo cuento y no entendía además el por qué los Reyes no se llevaban la
hierba que poníamos mis hermanos y yo bajo la ama para contentar a los
camellos.
Ya en la adolescencia, un Día de Reyes nos quedamos sin
dormir y vimos quien era nuestro mentor
en esas lides, nuestro papá. Fue la última vez que pusimos yerba bajo la cama.
A pesar de que el “engaño” era sano y
hermoso.
En la adolescencia jamás pasó por la mente de mis hermanas y
la propia que se produjera un embarazo. Estábamos enfocadas en los estudios e
incluyo cuando era mayor de edad antepuse a mi entonces pretendiente y esposo
de por vida que no me casaría hasta después de graduarme. Así se hizo.
En fin, era una
etapa de estar estudiando a fin de
prepararse para la vida. Esto implica sujeción en algunos aspectos.
Es vital que tanto el padre como la madre tengan control
sobre sus hijos menores e incluso con mayoría de edad para aconsejarles sobre
lo mejor para su vida.
Si son menores se debe observar si hacen sus tareas y
orientarlos en los casos que lo ameriten. Observar que tipo de programas ven,
visitar la escuela y preguntar a la profesora sobre su comportamiento.
Además indagar si abandonan la escuela antes de su hora y
llega a la hora que pasan a recogerla. También estar atenta a su estado anímico
y conversar sobre el particular.
Debe recordarle a la niña o
al niño (máxime si son adolescentes)
que todo tiene su tiempo y esto le permite que puedan prepararse en el
área que más les guste para que se destaquen como hombres y mujeres de bien que
tienen qué ofertarles a la población.
Explique a sus hijos que todo tiene su tiempo. Además
recuérdeles siempre el refrán que dice: “Dime con quién andas y te diré quién
eres”. Si deseas tener un hijo o hija de bien deben conducirles por el camino
adecuado.
Nada, absolutamente nada, se hace de un día para otro. Sus
hijos son lo que usted desee que sean. Tener hijos no es solo parirlos o darlo
al cualquiera para que asuma su responsabilidad.
Los hijos se deben
tener en la adultez, no en la niñez porque entonces la madre y el padre
tienen que asumir la doble responsabilidad de una imberbe y su nieto. Todo tiene su tiempo. No se debe volar antes
de echar las alas. Hoy, más que nunca, el papá y la mamá deben asumir su rol
para que luego no se quejen de que tienen un hijo con el que no pueden. Asuma
las consecuencias de su crianza.
Recuerde que todo tiene su tiempo.
La autora es periodista.
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