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Los vientos de la historia (opinión)

Por Juan Taveras Hernández (juanth04@hotmail.com). 
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Hay vientos que tumban cocos y otros que no… Depende de la fuerza que tenga la brisa… Los vientos pueden conducir a cualquier parte… Depende si son vientos del norte o vientos del sur. 

Depende… El viento es libre. Sopla en cualquier dirección. El viento es silvestre. Por lo tanto no siempre es previsible. Puede desviarse en cualquier momento y tomarnos por sorpresa. Puede ser suave o huracanado. 

Es como el azar. O como las circunstancias que según Karls Marx tiene una categoría histórica. El cantor cubano Silvio Rodríguez lo explica fenomenalmente en una canción que llamó “Causas y Azares”: “Cuando pedro salió a su ventana No sabía, mi amor, no sabía Que la luz de esa clara mañana Era luz de su último día. Y las causas lo fueron cercando Cotidianas, invisibles.

Y el azar se le iba enredando Poderoso, invencible.” Y Pablo Milanés, también cubano, dice que “nadie sabe al día siguiente lo que hará”. El azar o las circunstancias, lo determinará. Muchos líderes en todo el mundo a lo largo de la historia han pasado de la gloria al ostracismo, de la victoria a la derrota, de la libertad a la cárcel, de una vida esplendorosa llena de poder, a la muerte miserable.

(Muchas veces merecida) Trujillo terminó asesinado en el baúl de un carro en la autopista 30 de mayo. Salvador Jorge Blanco en la cárcel convertido en nada; el presidente Ramón –Mon- Cáceres cayó abatido el 19 de noviembre de 1911 en el malecón, cerca de Güibia. En 1899, el dictador, tres veces presidente del país, Ulises -Lilís- Heureaux fue muerto a tiros en Moca. 

Napoleón jamás pensó que terminaría desterrado y envenenado con arsénico. El dictador nicaragüense Tachito Somoza, de 54 años, nunca pensó que un bazucaso lo desaparecería para siempre de la faz de la tierra en Paraguay un 17 de septiembre de 1980. 

El dictador Italiano Benito Mussolini, ni alemán todo poderoso Adolfo Hitler, creyeron que sus vidas terminarían como terminaron. César, el hombre más poderoso del Imperio Romano y del mundo, no imaginó que sería traicionado y asesinato por una persona que amaba, como Brutos.


Lenin, un clásico del marxismo, líder de la revolución proletaria rusa, uno de los hombres más brillantes de la humanidad, recibió un balazo saliendo de un congreso de la juventud comunista del cual no se repuso nunca. John F. Kennedy no podía predecir lo que sucedería aquel 22 de marzo de 1963 en Dallas, Texas, cuando las balas impactaron en su cabeza dejando el mundo estupefacto.

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