Acudimos a esa sede, y el Cónsul
General Román Jáquez, que paradójicamente es el encargado de pasaportes nos
remitió a la administración, allí Luis Lithgow, no afirmó ni desmintió el
aumento, indicó que cualquier información relativa al consulado debía
solicitarla por escrito.
Aunque luego dijo que los
servicios que ofrecen los consulados móviles fuera del área metropolitana
tienen un valor adicional de $15.00 dólares debido al desplazamiento del
personal a otros lugares. También se identificó como asistente del cónsul.
Aunque Jáquez ni Lithgow dijeron nada sobre el tema, por otra vía se ha comprobado que todos los
poderes aumentaron $10.00 dólares y en lugar de $150.00 ya cuestan $160.00, para entrega el mismo
día.
La autorización para viajar con
niños, que se conoce como “poder de menor” aumentó $30.00 dólares, antes eran
$55.00 ahora son $85.00.
La tarifa consular dominicana es
voraz. Si por ejemplo perdió su pasaporte, hacer la declaración le cuesta
$25.00 dólares y gestionar el pago $10.00, eso es aparte de los $135.00 que le
cuesta la libreta, esto incluye un recargo adicional de $10.00 dólares desde la
semana pasada.
No es casualidad que estos
aumentos se implementen en estos días próximos a empezar el período de vacaciones,
una época considerada como “temporada alta de viajeros” y en la que más poderes
se solicitan para mandar niños al país.
Para el consulado hasta la muerte
es un negocio, el documento que autoriza el traslado de un cadáver a la
República Dominicana tiene un costo espantoso de $160.00 dólares.
El consulado perdió el rostro y su
personalidad
La sede del Gobierno Dominicano en
New York cuenta literalmente con dos cónsules pero entre las sombras. Luis Lithgow
nombrado y destituido en menos de dos meses opera en el despacho que
regularmente ocupan los cónsules, y Román Jáquez que es el Cónsul General, se
mantiene como encargado de pasaportes, cargo que ha desempeñado por años.
Jáquez, no quiere hablar como cónsul y Luis
Lithgow teme que lo identifiquen como
tal, por eso las notas de prensa que envía su vocero o director de prensa
Adalberto Domínguez, dicen; “Luis Lithgow miembro del Comité Central del
Partido de la Liberación Dominicana”.
Todo esto ha sido parte de un
concierto de amarres y acrobacias políticas, en las que el Presidente Danilo
Medina ha sido involucrado sin aparentemente medir la consecuencia funesta y el
mal precedente que ha sentado, con una situación bastante cuestionable en
amplios sectores de esta comunidad que conocen la situación atípica que está
sucediendo en esa oficina.
Al parecer, Luis Lithgow, no le habló claro al Presidente, que a
sabiendas de que no podía desempeñar la función de cónsul, por su condición de
ciudadano de los Estados Unidos y a lo mejor sin intención de renunciar a ésta,
el mandatario lo nombró el 31 de diciembre del 2013 con el decreto 387-13 y lo
destituyó 45 días después, el 14 de febrero del 2014 con el decreto 49-14.
Lo que actualmente está sucediendo
es de conocimiento del Presidente Danilo Medina. Si hoy día existen dos
cónsules, uno que es la pantalla legal ante el Departamento de Estado de
Estados Unidos y otro para manejar los recursos y dar las órdenes internas, es
porque cuentan con la bendición de alguna mano poderosa.
Este ajedrez consular le ha dado
en la cara a la comunidad que ni siquiera sabe con seguridad el nombre del
representante del gobierno, tanto es así que en una tertulia reciente del
Comité del Dominicano en el Exterior, se le preguntó a la concurrencia si
sabían el nombre del cónsul y menos de cinco hicieron algún gesto afirmativo.
Ha sido de mal gusto que en
algunos eventos el cónsul ni el consulado hayan estado presentes. Primero la
tragedia el 12 de febrero que cobró la vida de William Peña, un dominicano
chófer de autobús de la Autoridad Metropolitana de Transporte, fue un funeral
donde se le rindieron honores, tanto es así que su féretro fue cubierto con la
bandera de la ciudad, allí no estuvo el cónsul y ni siquiera le enviaron una
nota de condolencia según confirmó la familia.
Luego el gobierno dominicano le
hizo un reconocimiento a 11 jueces del sistema judicial neoyorquino, ese evento
se realizó en el consulado y lo presidió Víctor Comprés, vicecónsul no
acreditado. Un comunicado posterior decía; “El Cónsul General Luis Lithgow no
estuvo presente en la actividad por razones de Estado”, se recuerda que esto se
efectuó el 19 de febrero, cinco días después de la destitución de Lithgow.
Una reunión efectuada el 27 de
marzo, con dirigentes de organizaciones dominicanas en el consulado fue
atendida por el vicecónsul Baltazar Figuereo en ausencia del ejecutivo.
En el reciente “Reconocimiento al
“Mérito Estudiantil 2014”, Luis Lithgow
pronunció el discurso central, fue presentado como “cónsul- embajador”,
dos funciones que legalmente no desempeña. Se cuidó de firmar los
reconocimientos como cónsul y lo hizo en calidad de Presidente de la Junta del
Plan Nacional de Alfabetización en New York.
En este como en otros encuentros
no apareció el Cónsul General Román Jáquez. Desde que fue designado el 14 de
febrero y hasta la fecha no lo han presentado, ni oficialmente ha asumido sus
funciones como es costumbre.
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